Por qué me volví loco buscando los mejores deportes para niños de 9 a 12 años
Dejad que os cuente una historia rápida, que fue como empezó todo esto. Mi sobrino, que tiene justo 10 años, me soltó un día que quería apuntarse a algún deporte, pero que no sabía cuál. Y claro, ahí estaba yo, con la típica cara de “¡ahora qué le digo!” Porque, si algo tengo claro, es que elegir los mejores deportes para niños de 9 a 12 años no es tan fácil como parece. No es solo que corran y se diviertan, hay más cosas, como el desarrollo físico, el social, el mental… en fin, que me lié a investigar y os quiero contar lo que he ido descubriendo (y no sin alguna que otra confusión, aviso).
El tema de la edad y el desarrollo
Vale, lo primero que hay que tener en cuenta es que los niños entre 9 y 12 años están en plena etapa de desarrollo, no solo físico sino también emocional. Eso significa que los deportes que elijan deben ayudarles a crecer en todas esas áreas. Por ejemplo, no es lo mismo un deporte que exija mucha coordinación y estrategia, como el baloncesto, que uno más sencillo y más individual, como la natación.
Además, están en una etapa donde la socialización se vuelve súper importante. Por eso, los deportes en equipo pueden ser muy beneficiosos. Pero ojo, que tampoco es obligatorio que todos sean en grupo. Lo importante es que el niño disfrute y se sienta cómodo.
Los deportes en equipo que molan para esta edad
- Fútbol: Creo que no hace falta decir mucho. Casi todos los niños lo han probado en algún momento. Es bueno para la resistencia, la coordinación y claro, el trabajo en equipo.
- Baloncesto: Aquí la cosa se pone más estratégica. Les ayuda a mejorar la coordinación mano-ojo, la agilidad y la comunicación con los compañeros.
- Voleibol: Bueno, no es tan popular entre los peques, pero tiene la ventaja de que no requiere tanto contacto físico y es genial para la agilidad y la concentración.
- Rugby: Vale, suena duro, pero hay modalidades menos agresivas para niños, como el rugby tag, que fomentan la resistencia y el trabajo en equipo sin tanto choque.
La verdad, me estoy acordando ahora de cuando jugaba en el cole, y algunos deportes que dábamos por sentado no siempre eran los mejores para todos. Porque, claro, cada niño es un mundo y no todos tienen la misma destreza o ganas para los deportes de equipo.
¿Y qué pasa con los deportes individuales? ¿No son buenos?
Esto es interesante porque, a veces, los deportes individuales se ven como menos sociales, y bueno, eso no es del todo cierto. Por ejemplo:
- Natación: Es uno de los deportes más completos que hay. Trabaja todos los músculos, mejora la capacidad pulmonar, y a la vez es muy seguro para los niños porque es de bajo impacto para las articulaciones.
- Gimnasia: Aquí la cosa es súper técnica. Ayuda un montón con la coordinación, la flexibilidad y la disciplina. Eso sí, requiere cierta constancia y dedicación.
- Artes marciales: Como el judo, karate o taekwondo. Enseñan respeto, control y confianza en uno mismo además de la parte física.
Una vez me encontré con un artículo que decía que los deportes individuales podrían favorecer la autonomía y la concentración. Y la verdad es que tiene sentido, pero a veces se pasa por alto que también pueden ser muy divertidos y sociales, dependiendo del contexto.
¿Qué pasa con los deportes menos convencionales?
Mira, no sé si se escribía así “convencionales”, bueno, da igual, se entiende. Lo que quiero decir es que hay deportes que no son tan populares pero que pueden ser geniales para los niños de esta edad. Por ejemplo, el atletismo, que es súper variado porque incluye carreras, salto de longitud, lanzamiento de peso… Así pueden probar diferentes cosas y ver qué les gusta más.
Luego está el ciclismo, que puede ser un plan genial para hacer en familia y además les enseña sobre resistencia y equilibrio. También el patinaje, aunque requiere más supervisión para evitar caídas, claro.
Ah, espera, creo que me estoy liando un poco con esto. Tenía algo apuntado pero no lo encuentro, da igual. Lo que quería decir es que a veces ni haciendo todo bien sale. No sé si me explico, pero bueno, ya me entiendes. Que elegir el deporte perfecto no es una ciencia exacta, pero bueno, es parte de la aventura.
La importancia de la diversión (sí o sí)
Voy a ser claro y directo: si el niño no se divierte, no hay deporte que valga. Eso lo aprendí rápido porque vi que mi sobrino, aunque empezó entusiasmado con el fútbol, al final lo dejó porque no le gustaban los entrenamientos aburridos. Y claro, eso pasa mucho más de lo que pensamos.
Por eso, hay que observar qué les llama la atención, qué les hace sonreír y no forzarles a hacer algo solo por “ser bueno para ellos”. La pasión, la motivación viene sola cuando disfrutan.
¿Y la seguridad? No la olvides
Vale, esto es básico. Los niños entre 9 y 12 años todavía están en desarrollo y, aunque son bastante resistentes, hay que tener cuidado con los golpes, caídas o sobreentrenamientos. Es importante que el deporte elegido tenga un buen instructor, que se use equipo adecuado y que no se exija más de lo que pueden dar.
En deportes como el rugby o las artes marciales, por ejemplo, la seguridad debe ser una prioridad absoluta. Y ojo con las lesiones que a veces parecen tonterías pero luego se complican.
¿Qué tal el equilibrio entre deporte y estudio?
Esto es otro tema que me ronda la cabeza. A veces hay tanto empuje para que los niños hagan deporte que se olvida que también tienen que estudiar y descansar. Es fundamental que haya un equilibrio para que no se quemen ni física ni mentalmente.
En resumen, menos es más. Mejor que hagan un deporte que les guste un par de veces a la semana y que tengan tiempo para otras cosas.
Conclusión (o lo que sea que esto sea)
Bueno, no sé si he cubierto todo lo que quería o si se me ha ido la cabeza por momentos, pero creo que con esto tienes una base bastante sólida para empezar a pensar en los mejores deportes para niños de 9 a 12 años. Que no se trata solo de correr y jugar, sino de ayudarles a crecer en todos los sentidos, que se diviertan y que estén seguros.
Al final, lo más importante es probar, equivocarse, cambiar y acompañarles. Que el deporte sea una aventura, no una obligación. Y ahora que lo pienso, eso vale para todo, ¿no? Pues nada, aquí lo dejo, que ya me estoy cansando. Nos vemos en el próximo lío.









