Que hacer si tu hijo no quiere hacer deporte

Portal de información de centros.

Que hacer si tu hijo no quiere hacer deporte

Cuando tu hijo no quiere hacer deporte: la odisea que nadie te cuenta

Recuerdo perfecto aquel día en que mi hijo me soltó, sin anestesia ni suavidad, que no quería hacer deporte. Yo, con toda la buena intención y el entusiasmo de un padre novato, pensé “vale, es normal, solo una fase”. Pero no, aquello fue como si le hubiera declarado la guerra a la actividad física. Y ahí empezó mi viaje, de cabeza, intentando entender qué hacer cuando tu hijo no quiere hacer deporte.

Porque mira, no es solo “vamos a ponernos en forma”, esto va mucho más allá. Es algo que golpea directo en la autoestima, en la salud, en la rutina familiar y en la paciencia de cualquiera. O al menos en la mía, que me estresé un montón intentando convencerle a base de argumentos, juegos y hasta chantajes suaves (que no debí, pero bueno, no juzgo).

¿Por qué no quieren hacer deporte? La pregunta clave que nadie responde fácil

Primero, hay que entender el porqué. No es que los niños sean unos flojos o que solo quieran estar en el móvil, aunque seguro que eso ayuda. Hay mil razones, y casi todas tienen que ver con su mundo interior (que a veces es un misterio hasta para ellos mismos). Por ejemplo:

  • Miedo a no ser buenos: el deporte expone, y si no pillan bien el balón o se caen, se sienten ridículos.
  • Poca motivación: si el deporte es un castigo o algo impuesto, el rechazo crece como una bola de nieve.
  • Falta de modelo: si en casa nadie se mueve ni un poquito, difícil que se animen.
  • Problemas sociales: bullying, falta de amigos en el equipo, o simplemente no encajar.
  • Condiciones físicas o de salud que limitan la capacidad o generan inseguridad.

Y podría seguir, pero creo que ya me entiendes. No es solo que no quieran, es que hay razones profundas y específicas. Ojo, que algunos no saben ni lo que les gusta, y eso es válido también.

Lo primero: no volverse loco y no convertirlo en una guerra

Vale, sé que es complicado. Porque a ti te parece fundamental que tu hijo haga deporte. Que salga, que se mueva, que deje la tablet o la consola. Pero si le pones presión, lo que consigues es justo lo contrario. Niños y adolescentes tienen una sensibilidad brutal para detectar cuando algo se convierte en una obligación insoportable.

Yo intenté empujar, pero acabó con muchas discusiones y miradas que taladraban el alma. Y eso no ayuda. Así que mi primer consejo es dejar respirar el asunto. No es fácil, porque quieres lo mejor para ellos, pero hay que encontrar el equilibrio.

Buscar el deporte que encaje con su personalidad

Hay vida más allá del fútbol y el baloncesto. De verdad. A veces pensamos que el deporte es solo correr tras una pelota o hacer maratones en el parque. Pero hay mil opciones y seguro que alguna conecta con tu hijo, aunque sea una chorrada rara que ni habías oído.

  • Natación: genial para los que les da miedo el contacto o prefieren algo individual.
  • Artes marciales: disciplina, confianza y autodefensa, pero con ritmos y estilos muy variados.
  • Danza o gimnasia: para los que tienen alma artística y necesitan movimiento.
  • Ciclismo o patinaje: más de aventura y libertad, sin tanto foco en competir.
  • Senderismo o actividades en la naturaleza: para los que no aguantan estar en un gimnasio o campo cerrado.

Lo importante es probar y no rendirse a la primera. Eso sí, ojo, que obligar tampoco vale. Hay que invitar, dejar que exploren, que digan qué les gusta o no. Y a veces salen sorpresas, como que tu hijo odie el fútbol y ame el skate (que oye, no es deporte olímpico, pero sudas igual).

El papel de la familia: sí, somos un ejemplo y a veces un obstáculo

¿Cuántas veces has hecho deporte en casa con tus hijos? ¿O has ido a caminar un poco, o has jugado con ellos? Porque si quieres que hagan, tienes que predicar con el ejemplo. Pero no solo eso, también saber cómo apoyarles sin agobiarles.

En casa, a veces somos el problema sin darnos cuenta. ¿Cuántos padres hemos dicho “deja eso y sal a hacer algo” al tiempo que nosotros estamos pegados al sofá? Es un poco hipócrita, ¿no? Pero también es humano.

Por eso, intentar actividades familiares puede ayudar. Nada de “tú haces deporte y yo miro”, sino todos juntos. Aunque sea andar 20 minutos, una carrera tonta en el parque o bailar en la cocina. Eso crea hábitos, confianza y hasta buen rollo.

¿Y si el problema es de autoestima o social?

A veces, la cuestión no es que odien el deporte, sino que tienen miedo o vergüenza por cómo se sienten frente a otros niños o adultos. Eso es un tema mucho más delicado. Aquí no vale empujar con fuerza, sino acompañar con cariño y paciencia.

Mi hijo, por ejemplo, se bloqueaba si sentía que alguien se reía o le miraba mal. Entonces íbamos a clases con pocos niños, o intentaba hacer amigos primero antes de meterse en juegos más competitivos. No sé si eran 3 o 4 pasos, pero la idea es la misma: facilitar entornos seguros donde puedan crecer.

Pequeñas victorias y celebrar lo que sea

Un gol, un salto más alto, aguantar 5 minutos más en bici… todo cuenta. A veces nos olvidamos que el deporte es para disfrutar y para sentirnos vivos, no para ganar medallas o cumplir expectativas.

Celebrar los pequeños logros ayuda a que el niño vea que sí puede, que está mejorando, que merece la pena intentarlo. Y no solo eso, también refuerza el vínculo con los padres, que es básico para su bienestar.

Ah, espera, creo que me estoy liando un poco con esto. Tenía algo apuntado pero no lo encuentro, da igual. Lo que quería decir es que a veces ni haciendo todo bien sale. No sé si me explico, pero bueno, ya me entiendes. Como cuando insistes y nada funciona y te preguntas si será que no es el momento o que al niño no le interesa de verdad y ahí te quedas, con la duda y la culpa a cuestas. Es un rollo, pero le pasa a mucha gente. Y mira, que no hay fórmula mágica, solo ir probando, estar ahí y no perder la paciencia, aunque a veces sea complicado.

¿Cuándo conviene buscar ayuda profesional?

Si ves que el rechazo es muy fuerte, o que tu hijo se aísla, está triste o tiene otros problemas que afectan su vida diaria, no dudes en consultar con un psicólogo o un especialista. No es un fracaso, es cuidarles. Y a veces ellos pueden ayudar a encontrar la raíz de lo que ocurre.

Resumen rápido y para no enrollarme más

  1. Entiende por qué no quiere hacer deporte. Escuchar es clave.
  2. No conviertas la actividad en una obligación insoportable.
  3. Busca deportes variados, no solo los típicos.
  4. Predica con el ejemplo y hazlo en familia.
  5. Facilita ambientes seguros y celebra cada logro, por pequeño que sea.
  6. Si hace falta, pide ayuda profesional.

En fin, que esto de que tu hijo no quiera hacer deporte es un marrón, un desafío y un aprendizaje. Pero con calma, humor y ganas, se puede. Me acuerdo que al final mi hijo encontró su rollo, y ahora sí, se mueve y hasta me gana jugando al tenis (pero shhh, no se lo digas). Bueno, ya casi no puedo seguir escribiendo, que esto me ha dejado exhausto. ¡A ver si alguien me lee y le sirve de algo!

Reseñas y opiniones de este escrita por personas

0,0
0,0 de 5 estrellas (basado en 0 reseñas)
Excelente0%
Muy buena0%
Media0%
Mala0%
Muy mala0%

No hay reseñas todavía. Sé el primero en escribir una.

Escribe tu opinión, review, reseña

Facebook
Twitter X
Email
Imprimir
X
WhatsApp
Picture of Andrés Castillo
Andrés Castillo
Soy Andrés Castillo, especialista SEO y apasionado de la innovación digital. Con 25 años de experiencia en el mundo online y un interés especial en los servicios que mejoran la vida diaria, he creado esta plataforma para ayudarte a encontrar de forma rápida y sencilla los mejores gimnasios, centros deportivos, estudios de pilates, yoga, boxeo y otros servicios locales, ahorrándote tiempo y esfuerzo en tu día a día.

Últimos artículos de nuestro blog